lunes, 2 de noviembre de 2015

A los observadores

a los observadores
nos gusta que disfrutes
que te caigas
que te levantes
admiramos cómo lo haces y de que forma lo haces
nos gusta ver a través de vos
de la idea que pretendemos que tengas del mundo
no tu verdadera mirada
sino la que tendriamos nosotros
si fuesemos vos

nos gusta aislarnos
y mirar tu naturaleza
sentirla
admirar como te moves
como se mueven tus huesos al respirar

no somos parte de la historia
solo la presenciamos
no juzgamos
no hablamos
solo nos enriquece
como si estuvieramos viviendo

nos gusta la idea de vos
no te ilusiones
vos no sos interesante
sos un rompecabezas
que nos atrae por poco tiempo
cuando logramos entenderte
te dejamos de lado
te consideramos una imbécil

y con los años
retomamos tu idea de nuevo
ahora mas maleable y nostálgica
te extrañamos
porque extrañamos lo que éramos
cuando aún
te mantenías misteriosa
y latente

nostalgia

Como es posible tener nostalgia de cosas que no viví; fotos que no saqué, amistades que nunca tuve, un cuerpo que no fue mio pero que lo disfruté.
Gatos que no acaricié, una epoca que no viví porque era muy joven e inocente -pero tenía mas huevos que ahora-.
Un color que no vi, una fruta que no comí, tengo nostalgia de todo lo que representa una época en la cual idolatraba heroes que ahora estan caídos para mi.

La idolatración, rozándose con la obsesión puede ser peligrosa para una chica de 13 años sin amigos y una tristeza latente: no recuerdo mi vida fuera de la obsesión, más que unos momentos tristes en familia y un videojuego que nunca pude dejar.

Extraño escribir, extraño leer, extraño disfrutar de las pequeñas cosas que me regalaba la soledad.
Extraño mirar al cielo ilusionada y perdida en las estrellas, soñando con algo mejor. Me di cuenta que no había nada mejor que eso.